martes, 11 de octubre de 2016

COSTUMBRES, TRADICIONES Y ARTE EN LA REVOLUCIÓN

Costumbres, tradiciones y Arte en los tiempos de la Revolución Mexicana.



Arte

Fotografía


Más allá de sus consecuencias sociales, políticas y económicas, la revolución mexicana también tuvo un impacto significativo en la vida cultural y artística del país y por ende en la fotografía documental y de prensa. Los fotógrafos de este periodo histórico provenían de diferentes medios editoriales, tenían necesidades sociales e ideológicas que respondían a posturas conservadoras o liberales, pero coincidían en una misma intención: abrazar con imágenes testimoniales la revuelta armada.

Ante los acontecimientos, tanto los fotógrafos con experiencia como los jóvenes fotógrafos de estudio se incorporaron a las filas de los documentadores gráficos y con sus cámaras testimoniaron los cambios, transiciones y nuevas formas de ser y estar de quienes llevaban como equipaje sus cananas en el pecho o las canastas bajo el brazo. De esa manera, los trabajadores de la lente captaron oportunamente las contiendas, hechos y personajes más inesperados.

Conforme avanzaba el movimiento armado hubo cambios importantes en la manera de tomar las imágenes, ya que también los fotógrafos se transformaron en el camino de la lucha armada y con ellos, su manera de ver y registrar la realidad tangible. Aquellos que habían colaborado en los diarios y revistas del porfiriato, como los hermanos Agustín Víctor y Miguel Casasola, Antonio Carrillo, Ezequiel Carrasco, Manuel Ramos y Luis Santamaría, entre otros, poseían una práctica cotidiana que les permitiría documentar mejor los sucesos en curso. Hubo otros que salieron de la comodidad de sus estudios fotográficos a enfrentar los eventos del día a día, de los encontronazos, los balazos, los fusilamientos, los constantes cambios de líderes y retrataron los personajes que estaban construyendo esa revolución. Entre ellos destacan Antonio G. Garduño y Eduardo Melhado.
Es importante destacar que la diferencia entre la fotografía de prensa y la documental es el uso social inmediato que tienen, es decir, cuando la imagen es publicada y fue realizada por encargo o con la idea de su aparición en algún diario o revista, es una fotografía de prensa. En cambio, la fotografía documental es aquella que el fotógrafo capta sin estar seguro de que pueda ser publicada, pero tiene una intención de dejar testimonio o huella visual de un evento importante que bien puede permanecer por años en su acervo sin llegar a ver la luz pública en su momento. Ahora, bien, en esos años los fotógrafos captaron con intenciones documentales sus imágenes, pero no siempre lograron colocarlas en las páginas de las publicaciones de la época. Las condiciones laborales en el mundo de los reporteros gráficos en 1911 eran representativas de la crisis que atravesaba el país en su conjunto. Los medios impresos vivían momentos de una fuerte inestabilidad económica, además del cambio de timón político y económico que conmovían todas las estructuras en aquellos años de transformaciones radicales.
Recordemos que las revistas ilustradas y los periódicos que durante el prolongado porfiriato eran fuente de ingreso y de trabajo para los reporters –como se les llamaba entonces–, cerraron sus puertas conforme se acentuó la contienda armada. Entre los diarios del antiguo régimen estaban El Imparcial, El Tiempo Ilustrado y El País. Por su parte, las revistas hicieron el juego visual con una calidad más esmerada como Frégoli, Arte y Letras, El Tiempo Ilustrado; uno de ellos fue ejemplar en su manera de trabajar la fotografía: El Mundo Ilustrado de Reyes Espíndola [1], pues además de un rico abanico de imágenes, publicó la primera imagen de nota roja en la prensa: el atentado contra Porfirio Díaz en 1897. Según avanzó el movimiento armado, surgieron nuevos medios periodísticos de filiación maderista, pero sin recursos económicos para tener una planta de fotógrafos al servicio de la revolución, tales eran los casos de Nueva Era, El Ahuizote, Revista de Revistas y Amigo del Hogar.

Pinturas
"The Lod of Poison", David Alfaro 
Siqueiros,(1918)realismo social, 
coleccion Privada, 46 x 58 cm.


El movimiento muralista mexicano fue el hecho de más resonancia en la historia de la plástica en América Latina de los inicios del siglo XX; revolucionario, su función era ante todo la didáctica y política y trascendió los cánones académicos y puramente costumbristas, al mismo tiempo que propugnaba una nueva estética. Sin embargo, al convertirse en una escuela oficial, se hizo, en muchos casos, un arte repetitivo y retardatorio. 

"Durante las décadas que siguieron a su aparición -escribió Teresa del Conde-, la pintura muralista mexicana conoció un prestigio, difusión e incidencia en otros países que ningún otro movimiento artístico americana había alcanzado antes. Han corrido ríos de tinta sobre el muralismo mexicano, que produjo una serie de obras maestras estudiadas por especialistas de todo el mundo. Por sus características iconográficas y por sus resoluciones formales, un buen número de esos conjuntos murales quedan inscritos por derecho propio en la historia universal del arte". (Teresa del Conde, México. Arte latinoamericano del siglo XX, Ed. Sullivan, 1996, pág. 22.

Nacido de la revolución e iniciado en 1910, el muralismo contó con el patrocinio del gobierno triunfante y en especial con el del secretario de Educación de entonces, José de Vasconcelos, quien creía que el arte debía llegar masivamente al pueblo para educarlo y enaltecer la identidad americana. 

Estas ideas, expuestas en el libro Ariel, del pensador argentino José Enrique Rodó, eran familiares a Vasconcelos, quien además pensaba que se exaltaba la cultura indígena y al hombre trabajador en la pintura figurativa y enorme de murales monumentales.

"La Catrina", José Guadalupe Posada(!910),
Museo PosadaAguascaliente Mexico,
 17 x 22 cm.

Las imágenes muy queridas y populares de José Guadalupe Posada (1852-1913) -pudieron ser más de veinte mil grabados en hojas volantes-, se constituyeron en uno de los antecedentes del muralismo y la revolución. Eran estampas y grabados que llegaban al pueblo analfabeta para ser disfrutados con vehemencia y humor, por lo cual se constituyeron en un lenguaje ideal para ellos. Las infamias, miserias, errores políticos, crímenes pasionales y hechos absurdos ocurridos durante el gobierno de Porfirio Díaz estaban resumidos allí. "La proyección de su genio fue paralela al despertar revolucionario que transformaría el arte de México y permitiría a América presentar al mundo la imagen más genuina de su singularidad que registra la historia moderna". (Castedo, 1988, pág. 72).

José Guadalupe Posada fue padre del surrealismo y del expresionismo mexicano. Su Calavera catrina (1913), cincografía, aparece reproducida en numerosos libros de arte mexicano y latinoamericano. La calavera, figura indispensable para "el día de los muertos", lleva un sombrero de plumas y flores con lazos de cinta. Esta esfinge fue retomada por Rivera en algunas de sus obras. El trabajo de Posada está representado en la colección del Banco de la República

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"Urbanismo",David Alfaro Siqueiros,
(1930) Museo de Arte del Banco de
la Repuclica, 80 x 60 cm.


Sin embargo, el muralismo no creció aislado de las tendencias vanguardistas del viejo continente. Diego Rivera pintó en Europa sus primeras obras cubistas, con un colorido ligado al arte popular mexicano. Siqueiros y Orozco tuvieron contacto con el expresionismo, y muchos de sus trabajos se caracterizan por una inherente fuerza expresiva.

"fantasía prisionera",David Alfaro
Siqueiros,(1973), Coleccion Banco de
la Republica50 x 40 cm.


David Alfaro Siqueiros (1896-1974), el más controvertido de los "tres grandes" muralistas, estudió en la Academia de San Carlos, de Ciudad de México. Participó en la revolución y en 1919 viajó a Europa. Dos años más tarde, conjuntamente con Rivera, lanzó el "Manifiesto a los artistas de América". Al regresar a México, en 1922, participó con Rivera y Orozco en la campaña mural en la Escuela Nacional Preparatoria, promovida por Vasconcelos. Trabajó en la conformación del Sindicato de Obreros Técnicos, Pintores y Escultores, y publicó el periódico El Machete, con textos que proponían la acción de la mano de la revolución. 


Participó en la guerra civil española y fue secretario general del Partido Comunista de México. En cuanto a su trabajo como pintor muralista, éste se caracterizó por su interés innovador: Siqueiros despreció el fresco tradicional y prefirió experimentar con materiales nuevos, como el cemento a la vista o las lacas sintéticas. También ensayó el uso de compresores para pintar. Su obra de caballete, de altísima calidad, expresa gran fuerza y libertad}, un ejemplo de ello es Urbanismo (ca. 1930).

"Adoración de la Virgen y el Niño",
Diego Rivera(1913), Banco de
México, 150 x 120 cm


Carlos Mérida (1891-1984), guatemalteco-mexicano, fue receptivo a las nuevas tendencias del arte y en 1927 viajó a París, y se retiró del sindicato del cual era miembro. Cuando regresó a México en 1929 se dedicó a pintar a caballete. Su obra geométrica se inspiró en la textilería Maya.


Diego Rivera, Muralista mexicano. Los artistas mexicanos Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco conforman la tríada de los máximos representantes del muralismo mexicano, escuela pictórica que floreció a partir de los años veinte del pasado siglo.

Identificado con los ideales revolucionarios de su patria, Rivera volvió desde tierras italianas a México (1922), en un momento en que la revolución parecía consolidada. Junto con David Alfaro Siqueiros se dedicó a estudiar en profundidad las formas primitivas del arte azteca y de la cultura maya, que influirían de manera significativa en su obra posterior. En colaboración con otros destacados artistas mexicanos del momento (como el propio Siqueiros y José Clemente Orozco), fundó el sindicato de pintores, del que surgiría el movimiento muralista mexicano, de profunda raíz indigenista.






Costumbres




México y su imitación Gala




Variados son los aspectos que pueden definir la etapa gobernada por el general Porfirio Díaz Mori que abarco el periodo histórico que comprende de 1876-1910, pero nada más importante que el desarrollo que experimentó el país durante esta etapa aunado a la imitación latente de los modelos extranjeros teniendo como base principal la siempre romántica Francia, nación por la cual el general Porfirio Díaz sentía una enorme atracción y admiración. Por lo tanto, no es de extrañar que aun hoy en día encontremos variados vestigios de ese afrancesamiento sufrido por México. De manera que muchos pasatiempos y formas de diversión no fueron excluidos de este modelo imitado de vida.
Esta imitación tenía como firme intención agradar a las élites poderosas, principalmente a las europeas y americanas debido a que este tipo de costumbres dejaban ver el progreso económico y la estabilidad que se vivía en el país en todos los sentidos.




El teatro


Los teatros de mayor importancia en esta época en la ciudad de México eran el principal, el Virginia Fábregas y María Guerrero, siendo este último uno de los destinados para la clase baja o los pelados en donde la atracción principal eran las escenas llenas de palabras altisonantes y vulgaridad.



El cine


El cine fue otras de las atracciones llegadas desde el extranjero. Este cine era de escenas demasiado breves, como por ejemplo alguna escena de revolución que apenas duraba unos pocos minutos. Al comienzo ese cine era únicamente presentado para los bonitos o gente acomodada, pero con el paso del tiempo las entradas bajaron sus costos y con ello el cine pudo ser apreciado por las clases de menor estatus económico.


Ejercicio




Dentro de los pasatiempos de la sociedad Mexicana revolucionaria se encontraban principalmente las corridas de toros las cuales se fueron popularizando y perfeccionando aunque era el espectáculo más cotizado de la época, más sin embargo mucha gente se las ingeniaba para comprar las entradas que variaban según la posición, ya que a la sombra el precio del boleto era de un peso y en solo tres pesos.


Los deportes no son la excepción del influjo extranjero, por ejemplo el futbol en México apareció en Pachuca en 1902 cuyo equipo estaba conformado por una plantilla de mineros ingleses y posteriormente se formaron nuevos equipos y se inauguraron los primeros deportivos para practicar el nuevo deporte, que hasta la fecha sigue siendo el predilecto de la nación.





Tradiciones


Gastronomía




Los platillos tradicionales preparados por las mujeres eran los tamales y las salsas de distintos chiles, convirtiéndose en parte importante de la alimentación, de igual forma las dificultades antes mencionadas hicieron que las mujeres crearan nuevos platos, como la célebre Discada, tan típica del norte (Chihuahua, Coahuila, Durando y Nuevo León) que consiste en una combinación de carne de res picada, tocino, jamón, chorizo, se le agrega cebolla picada, chile jalapeño y tomate, que en aquellos años debió ser una combinación muy azarosa, guisadas en un disco de arado y servida con ricas tortillas de maíz.

Otros platillo tradicionales mexicanos que se comían en los tiempos de la Revolución Mexicana y que actualmente siguen consumiéndose son: los moles, la barbacoa, los tacos, las tortillas, las salsas, los frijoles, el chile, el pulque, todos ellos con el toque frecuente de la improvisación y la escasez. Cabe destacar que, las delicias de la cocina de México no dejaron de consumirse en ningún momento y podríamos decir que la Revolución contribuyó seguramente a retomar esta parte de la riqueza cultural del país, basada siempre en el maíz y el chile.


Es oportuno aclarar que la comida también estaba ligada al rango jerárquico social y la región cultural, por lo cual mostraba marcadas diferencias en lo que se preparaba en la zona norte que en la del sur del país, de igual forma no comía lo mismo un general que un campesino, sin dejar de lado que inclusive había gente que comía durante la marcha y otras cuando se detenían a tomar un descanso o acampaban.
Celebraciones

Las fiestas cívicas que por su importancia y trascendencia histórica se conmemoran en todo el país son:

-Carnaval Mazatlán, 1910
-La Batalla de Puebla (1862), el 5 de mayo.
-El inicio del movimiento de Independencia (1810), el 16 de septiembre.


Algunas celebraciones locales son:

-La Guelaguetza, que se realiza el primer lunes después del 16 de julio de cada año.

-Los carnavales de Veracruz y Mazatlán.
-La feria del mole en San Pedro Atocpan en Milpa Alta, durante el mes de octubre.


Las tradiciones o costumbres que se realizan en el núcleo familiar pueden ser:

-Cumpleaños

-Bodas

-Canciones

-Comidas



Bibliografía:
·         -Casanova, R. , Del Castillo, A. , Monriy, R.  y Morales(2005), Revista Centenario A: http://revistabicentenario.com.mx/index.php/archivos/la-fotografia-y-el-inicio-de-la-revolucion-mexicana-de-tradiciones-e-innovaciones/  en México: 1839-1970, Madrid-México, Lunwerg /CNCA /INAH 
·         -Subgerencia Cultural del Banco de la República. (2015) Fondo abiertos de autores colombianos - León de Greiff (1895 – 1976). Recuperado de http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/fondos-abierto/autores/leon-de-greif
·         -Marquez, J. (2012). REVOLUCION MEXICANA. 2016, de La Revolución Mexicana Sitio web: http://lahistoriamexicana.mx/siglo-xx/revolucion-mexicana
·        - Enlace Veracruzano. ((17/11/14)). La Gastronomía en los tiempos de la Revolución Mexicana. 22/10/16, de Revista Enlace Veracruzano Sitio web: http://www.enlaceveracruzano.com/blog/?p=7787
·         -Arango C., (2002). Arte en América Latina, Editorial B. de la R.,  Bogotá. Disponible en versión digital en: http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/todaslasartes/artlat/artlat03.htm.
·        - Vega Ayala, E. (0). Historia del Carnaval. (22/10/16), de Carnaval Mazatlán´17 Sitio web: http://www.carnavalmazatlan.net/pagina.php?s=1

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